Anhelos. Cada cual los suyos. ¿Los suyos? ¿Cómo se construyen nuestros sueños y nuestros refugios? Y si algún día volamos,… ¿fue por qué alguien nos enseñó?
SINOPSIS
El sentimiento de propiedad de espacios de uso propio caracteriza a todas las sociedades. Este sentimiento de pertenencia tiene como eje angular la creatividad. También nos encontramos con el sentimiento del desarrollo de la libertad, del derecho cognitivo de decidir cómo vas a vivir tú en tu espacio. “El Nido”, cómo espacio donde medir las inquietudes, los deseos y las necesidades del que lo habita. Un espacio desde el que iniciar el vuelo y un espacio al que regresar. Un espacio íntimo; en definitiva, el contenedor de la esencia
Apunte Artístico
El Nido se ha construido con muchos y muy diversos lenguajes y discursos: la arquitectura, la música, el teatro gestual, el flamenco, la performance, la literatura, la naturaleza (ornitología), la memoria corporal, la simbología, la danza en sí misma, los gestos, la pintura o la fotografía
Durante los años 2001-2002, Noemí Martínez Chico participa en las jornadas “The Balkans Trans/border – Open Art Proyect: Real Presence01” y “Real Presence 02” en Belgrado (Yugoslavia); donde, junto con otros artistas, construye un gran nido gigante que podría considerarse como el germen primigenio de este Espectáculo
Desde ese momento y hasta el día de hoy, la artista-performer ha ido almacenando cuidadosamente todos y cada uno de los nidos que se ha ido encontrando en su camino vital; siendo la motivación principal de esta recopilación el alto valor simbólico y de referencia de dichas construcciones a la hora de plantearse la elaboración y construcción de su propio nido
Del Proceso Creativo y Vital
Durante la última década, Noemí Martínez Chico ha estudiado el comportamiento de las aves y los diferentes tipos de nidos que éstas construyen, por lo que el aprendizaje a través de la observación de la naturaleza es motor principal y básico en el desarrollo de su investigación artística. Este aspecto ha aportado al proyecto una clara dimensión pedagógica ya que la performer ha aprendido mucho a partir de la naturaleza, entendiéndose como parte de ella; sintiéndose unida a ella a través de unos lazos invisibles aunque al mismo tiempo, latentes.
El nido es entendido, vivido y conceptualizado en este proyecto artístico como una construcción estable, elaborada a partir de diferentes experiencias, que representarían las ramas que un ave utiliza en la fabricación de su propio hogar.
La recopilación/almacenamiento de diferentes experiencias/materiales vitales a lo largo de estos años hace que la artista ponga en cuestionamiento en este proyecto, el espíritu nómada que siempre ha marcado su vida. Esta recolección de vivencias, experiencias, viajes, idas y venidas, logros y fracasos ha ido siempre orientada hacia una parada final, que implicara la elección de un lugar y un momento para llevar a cabo la construcción de su propio nido.
En este sentido, adquiere gran importancia la elección de un sitio donde uno ubicarse y posicionarse para construir su hogar; una elección marcada por el encuentro con una bandada amiga y con el afrontar el miedo al fin del nomadismo. Por todo ello, se hace necesaria la elección de un árbol donde construir y en este caso particular, es Sevilla el árbol elegido.
La artista vive la esencia de su propio nido como algo que está en su cuerpo y va siempre con ella; como un lugar donde compartir y también dónde poder estar con uno mismo e interiorizarse.
LENGUAJES ARTÍSTICOS EN “EL NIDO”.
El proceso de investigación se ha desarrollado teniendo en cuenta la riqueza creativa de muchos y muy diversos lenguajes y discursos; teniendo un claro reflejo en el proyecto los diálogos que la artista ha mantenido con la arquitectura, la música, el teatro gestual, el flamenco, la performance, la literatura, la naturaleza (ornitología), la memoria corporal, la simbología, la danza en sí misma, los gestos, la pintura o la fotografía.
Todos y cada uno de estos lenguajes podrían representar a nivel simbólico, todos y cada uno de los elementos con los que un ave construye su nido. Todos con la misma presencia e importancia; todos con la misma función, la de sostener, recoger, proteger y hacer crecer a quien habita en su interior.
Estos elementos discursivos-constructivos han ido quedando unidos bajo una única urdimbre, enlazados a través de la corporalidad; entendiendo el cuerpo como la casa última, el nido que te lleva a todos lados.
A través de esta riqueza de lenguajes y discursos, la propia investigación lleva a la artista a un punto en el que es inevitable el cuestionamiento del concepto de LIBERTAD y de sus propios límites; tanto en la creación artística en sí, como en la vida misma.
Por todo ello, el proyecto El Nido trasvasa el plano de la creación artística para introducirse en el plano vital. Noemí Martínez Chico vive su nido como el espacio donde poder descansar; a donde siempre poder volver, salir y entrar. Un espacio para el compartir y donde merezca la pena vivir y morir; en definitiva, un espacio destinado a la conciliación con la vida.