Obra de sala creada en residencia artística en el Graner_Fàbrica de Creació y el Centro de las Artes de Sevilla (CAS), con el apoyo del Centro Andaluz de Danza (CAD). Con música de Ashley Turner
Cuando era un muchacho, había dos cosas que todo el mundo asumía como beneficiosas para la salud. Por supuesto, había otras -las espinacas y los copos de avena, por ejemplo-, pero ahora mismo estoy pensando en el sol y el zumo de naranja. Cuando vivíamos en Ocean Park, me mandaban cada mañana a la playa. Y cada día, alrededor de las doce del mediodía, me desmayaba por el exceso de sol. Cuando me desmayaba no me caía, pero no podía ver. Pronto aprendí a llegar, a pesar de mi ceguera, a un puesto de hamburguesas donde pedía algo para comer. Sentado a la sombra, volvía en mí. Tardé mucho más tiempo, unos treinta y cinco años, en darme cuenta de que el zumo de naranja tampoco me sentaba bien.